30.3.16

Demian

Escritor: Hermann Hesse 
País: Alemania 
Año: 1919 
Género: Novela 

Frase inicial: 
"Comienzo mi historia como un acontecimiento de la época en que yo tenía diez años e iba al Instituto de letras de nuestra pequeña ciudad."

Esta es una novela relativamente corta que se tiene que leer despacio porque no se trata de seguir una historia en la que uno puede brincarse descripciones, leer por encima e ir reconstruyendo. La novela está repleta de símbolos, o mejor dicho, de arquetipos.

La novela revelará en función del lector, de sus intereses y de su momento.

¿Qué esperar de ella? Un viaje hacia el sí mismo, hacia donde uno se encuentra inevitablemente solo; una probada de gnosticismo y de secretismos; un atentado a la moral de los que se salvaguardan en su mundo de ilusión; pero sobre todo una invitación a indagar en los lugares oscuros que ocultamos de nosotros mismos.


El método científico de la ontología y la idea de la femenología (§7)

Escritor: François Jaran 
País: Canadá 
Año: 2015 
Género: Ensayo 

Frase inicial: 
"ST es una obra que tiene como principal ambición replantear la pregunta por el ser, una pregunta que, según su autor, habría caído en el olvido después de la muerte de Aristóteles."

En este texto, Jaran nos introduce al método filosófico utilizado por Heidegger en Ser y tiempo y que parte de la femenología husserliana aunque se distancia al replantear lo que debe entenderse en la ontología fundamental como fenómeno y lógos.

Jaran se basa en el parágrafo §7 así como en los prolegómenos a la historia del concepto del tiempo y Los problemas fundamentales de la femenología.

Así, fenómeno será lo-que-se-muestra-en-sí-mismo sin ser fenómeno de otra cosa y lógos será el decir o lo dicho [Rede] que descubre y desoculta el fenómeno. El fenómeno es el ser, la apertura, que habrá de intentarse descubrir siguiendo el método femenológico que consiste en reducción, construcción y destrucción.

Reducción en cuanto a partir del ente para llegar al ser; construcción como mostrar lo que no se da como ente (responder a la pregunta por el sentido del ser); destrucción como el desmontar lo que tradicionalmente se ha entendido como ser.

Así que, todo lo que se lea de Heidegger no puede ser interpretado desde la manera tradicional o común o vulgar que solemos entender las cosas y aquello de lo que quiere hablar Heidegger en definitiva no es el ente o lo que se muestra de inmediato sino aquello que se está mostrando en los fenómenos regulares o apariencias en la forma de ocultamiento. Jaran nos pone un ejemplo: lo que hemos estado pensando tradicionalmente es el humo cuando lo que quiere Heidegger pensar es el fuego. Entonces lo que se busca en ser y tiempo es el sentido y fundamento (el fuego, léase el ser) de lo que se muestra (el humo, léase el ente).

El ser no es ni trascendente ni inmanente.

26.3.16

La destrucción hermenéutico-femenológica de la pregunta por el ser (§§1-6)

Escritor: Jean Grondin 
País: Canadá
Año: 2015 
Género: Ensayo 

Frase inicial: 
"La introducción a ST es la introducción a una obra que no conocemos."

El comentario del primer capítulo de Ser y tiempo no se limita a comentar-criticar lo que aparece únicamente en los parágrafos 1 al 6 porque ya se conoce la obra por entero, porque ya se sabe de las promesas no cumplidas y por que ya se ha leído del tránsito de Heidegger de un "estado de caída en el mundo" que trata Ser y tiempo al "estado de caída en la tradición" de sus obras posteriores. Grondin, está en un lugar privilegiado, mirando el comienzo de un pensar del que ya conoce los senderos en los que desembocó.

Desde mi punto de vista no es que Heidegger lo haya pensado mejor y en consecuencia corrija el camino sino que simplemente siguió pensando lo mismo y como todo aquello que se repite (a la manera kirkergaardiana) no hace sino volverse a pensar desde una nueva situación que implica la posición anterior y la posición proyectada entonces (la reposición): el pensar de Heidegger es una hélice que orbita el eje de la pregunta fundamental.

Heidegger empezará por marcar la innecesidad de la pregunta por el ser por aquellos embebidos en la lógica, pero también apuntará a la necesidad de la pregunta dada la pre-comprensión que tenemos del ser: percibimos su aroma pero no sabemos decir bien a bien qué es o de donde viene. Así que este aroma no es algo que vemos, el ser no es el ente.

El ser no es presencia eterna, una suerte de ousía universal, sino temporalidad ante la cual huye el hombre buscando un lugar tranquilo, de aquí su modo de ser impropio: no le es al hombre lo fijo ni lo eterno sino lo temporal y su radical finitud. ¿Por qué pensar el ser? Para volvernos a poner en la temporalidad y decidir desde ahí.

El hombre se comprende a sí mismo a partir del mundo como un sujeto con propiedades y relaciones, este es el pensamiento tradicional. Pero la cuestión es que entendiendo esta caída en el mundo que le es inherente al hombre, desde ahí, el hombre comprenda al mundo a partir sí mismo sin intentar aquí ningún antropocentrismo.

25.3.16

La pregunta fundamental de la metafísica

Autor: Heidegger 
País: Alemania 
Año: 1935 
Género: Filosofía 

Frase inicial:
"¿Por qué es el ente y no más bien la nada? Esta es la pregunta."

Este seminario me parece fundamental, por el mismo hecho de que ingresa a la pregunta fundamental y porque en él Heidegger habla de sus temas clave: los momentos en que somos rozados por lo oculto, la relación entre la pregunta conductora y la pregunta fundamental, la apertura o acontecimiento, el primer y el otro comienzo, la repetición, el instante, el fundamento, el ente, el ser, el salto, los pocos, la huida de los dioses, el significado originario de algunas palabras griegas, la decisión, la nada, el nihilismo, la angustia, la lógica, el cuidado, qué es la ontología, que es la historia, qué es la metafísica, espíritu y lenguaje.

El texto es muy didáctico, quizá lo que ya da por sentado son las cuestiones tratadas en Ser y tiempo pero nos proporciona referencias para profundizar.

En breve Heidegger nos dice en dónde estamos, cómo llegamos aquí (que su aquí de entonces, 1935, se parece mucho al aquí de ahora), la decadencia que trae el sólo pensar lo ente y por ende, la urgencia que nuestra propia situación subraya: pensar el ser, el despertar espiritual. Ya hemos llevado muy lejos al ego, al pensamiento dualista. Quien sólo piense en que es dueño de su destino y que se le hace tarde para alcanzar el éxito y regodearse en placeres vacíos, quizá piense que lo escrito por Heidegger no tiene ningún sentido.

Pensar el ser no es un pensar popular porque no produce entretenimiento ni es redituable. Pensar el ser no sirve para nada constante y sonante, por eso es para los pocos.

21.3.16

La frase de Nietzsche "Dios ha muerto"

Escritor: Martin Heidegger 
País: Alemania 
Año: 1943
Género: Ensayo

Frase inicial: 
"La siguiente explicación intenta orientar hacia ese lugar desde el que tal vez podrá plantearse un día la pregunta por la esencia del nihilismo."

En este ensayo Heidegger se aproxima desde un pensar preparatorio, que ya no es el pensamiento metafísico, pero que piensa en medio de éste sin menospreciarlo. El pensar preparatorio es un pensar inicial que se dirige hacia lo imperceptible y que no puede ser constatado. Lo que se piensa desde aquí es la culminación de la metafísica que está bajo el signo del nihilismo y que Nietzsche resume, dice Heidegger, con la frase "Dios ha muerto".

Dios, lo suprasensible (el ámbito de las ideas y los ideales), pierde significado desde la metafísica que sólo representa lo ente en cuanto ente y nada más. Esto es, Lo suprasensible se contrapone a lo sensible, si lo sensible es el mundo físico, lo suprasensible es el mundo metafísico. Entonces, ¿de qué habla la metafísica que sólo quiere hablar del más acá usando ideas del más allá? De nada. Esto no puede seguir, el mundo de las ideas pierde su fuerza vinculante, ¿cómo se guiará el hombre ahora que no hace sino errar a través de una nada infinita?

El nihilismo es un movimiento de la historia del pensar que emerge de llevar la metafísica hasta sus últimas consecuencias. No es un momento en una secuencia de eventos en una línea temporal. Éste conduce al ámbito del poder: todo es posible, no hay límites, la autoridad es la de la razón (progreso, cultura, negocio) que en su culminación pierden fuerza constructiva y se anulan.

El mundo ideal es irrealizable. Lo verdadero, lo bueno y lo bello se desvaloralizan, no nos garantizan una realización efectiva y pronto recurrimos a instaurar otros valores (igualmente irrealizables). El lugar de aquello vinculante existe aunque esté vacío y tanto existe como vacío que se busca llenar de una u otra forma (podría decir, que la forma común aparece como vivencia) en el modo de conservación y aumento, es decir, de voluntad de poder que sigue implicada en la metafísica: querer es aspirar a algo que puedo representar y valorar, y mediante ella hacerme de poder, afirmarme. Voluntad de poder es querer afirmarse, darse fundamento, vincularse; pero toda relación afirma un sujeto y un objeto, ahora, el sujeto es sin fundamento y el objeto al que quiere vincularse representa un valor que no está en el más acá.

La voluntad entendida como una voluntad sin objeto, es decir, que no es pensada desde la metafísica, es una voluntad que no quiere algo más de lo que ya tiene, es un querer señorial en el que se arriesga uno mismo (pensemos en la figura del Señor Marduk del Enuma Elish) y se está en camino hacia sí mismo desde sí mismo (ordenar, reunir) y por tanto es una voluntad que no tiene fundamento en la carencia, una voluntad que es autorrecogimiento. Pero desde Nietzsche, desde la metafísica, todo pensar la voluntad implica un aseguramiento, una idea de verdad y la instauración de valores, así que la voluntad de poder implica un sujeto y por ende un objeto aunque sea un querer-se sabiéndo-se a sí mismo y pretendiendo asegurar-se.

Así, la metafísica moderna está caracterizada porque ante el vacío de lo divino que guíe y vincule, el hombre piensa su ser como subjetividad. Lo ente es lo real en cuanto objeto. La esencia de la consciencia es la autoconciencia. La naturaleza es objeto de la técnica. El querer usa el tomar conciencia de algo como su medio para la planeación. Si hay un agente, ese es el sujeto y nada más. El ser se ha convertido en valor y por ende en condición planteada por la voluntad de poder borrándose la posibilidad de experimentar el ser, lo que llevará más que a una superación, a la consumación del nihilismo.

Para Heidegger, el verdadero problema con dios es que se le ha despojado de su carácter de incognoscible y se le ha reducido a valor supremo, a producto del sujeto cuya esencia es la voluntad. ¿Qué es lo que ha muerto? El misterio de lo incognoscible que se sustrae a la representación.






18.3.16

La época de la imagen del mundo

Escritor: Martin Heidegger 
País: Alemania 
Año: 1938 
Género: Ensayo 

Frase inicial:
"En la metafísica se lleva a cabo la meditación sobre la esencia de lo ente así como una decisión sobre la esencia de la verdad."

Aquí Heidegger se refiere a la Edad Moderna donde la primacía la tiene la representación, la capacidad de representar y la "habilidad" de defender lo representado. La Edad Moderna sólo mira las representaciones de lo ente como lo verdadero.

Es interesante la perspectiva de un filósofo sobre la ciencia. Aquí Heidegger nos compartirá otro modo (distinto al modo de la ciencia) de entender lo que es la matemática, la física, la investigación y qué es lo que posibilita la experimentación. Ciertamente ello se deriva de una forma de ver el mundo: la representación. Y es que "ver" ya regularmente nos remite a representaciones y las representaciones a la planeación de un futuro que nada tiene que ver con los Futuros o aquellos pocos (porque, siendo honestos, pocos son los que tienen el valor de cuestionar eso verdadero en el que se encuentran cómodamente instalados, pocos son los que se atreverían a cuestionar la ciencia, pocos son los que pueden salirse del encuadre del ámbito de lo entitativo sin desembocar en trascendencias y acogerse a dogmas de fe) que se "trasladan", "transitan", "se recuperan", "se reponen" hacia el lugar intermedio, el Entre, esto es, el lugar del instante.

En la Edad Moderna ya no hay lugar para el sabio, todas las "plazas" están cubiertas por investigadores que se apegan a una visión del mundo. En la Edad Moderna el cuestionar es sustituido por tomar acuerdos en sesiones de trabajo y seguir manteniendo el business case o ser "tendencia".

Esta era crea individuos y los deja solos… y luego planea remediarlo con toda suerte de humanismos y moralidades.


16.3.16

La atestiguación, en el modo de ser del Dasein, de un "poder-ser" propio y el "estado de resuelto" (§§54-60)

Escritor: Alejandro G. Vigo 
País: Argentina 
Año: 2015 
Género: Ensayo 

Frase inicial:
"El tratamiento de la «conciencia», en su sentido práctico-moral (Gewissen, en adelante: «conciencia(G)») aparece sistemáticamente conectado, a través de la noción de «propiedad», con el tratamiento de la verdad elaborado en el §44, que cierra la Primer Sección de ST (§§1-44)."

Este comentario al trabajo de Heidegger sobre la conciencia tratado como fenómeno que tiene sus raíces en la estructura ontológica del Dasein, me parece bastante claro y extenso. No deja nada fuera de su comentario, incluso agrega perspectivas desde Kant y al final habla sobre los diferentes niveles del fenómeno de la verdad.

Los términos al español que usa están más alineados a la terminología de la traducción de Gaos, en algunos casos él mismo traduce, me parece mejor, algunos conceptos que alejan de la comprensión como el juego alemán del Ruf o el mal traducido über por "más allá de".

Heidegger es tan complicado que las traducciones reducen la comprensión. Me parece que, aunque tardado y agotador, es mejor cotejar varias traducciones, incluso en otros idiomas para saltarnos entender al traductor y enfocarnos en Heidegger.

15.3.16

La atestiguación por parte del Dasein de un poder-ser propio y la resolución

Escritor: Martin Heidegger
Año: 1927
País: Alemania
Género: Filosofía

Frase inicial:
"Se busca en el Dasein un poder-ser propio que sea atestiguado en su posibilidad existentiva [óntica] por el Dasein mismo."

Este es el segundo capítulo de la segunda sección de Ser y tiempo. Me parece que es un capítulo fundamental porque con él se asoma a lo que habrá de llamar luego Das Eriegnis. Aquí, después de hablar de la muerte como la posibilidad más propia y sin embargo no atestiguable por el Dasein y, por ende, entendida como un no estar completo ontológico; Heidegger busca el testimonio óntico de la propiedad: ¿Como experimenta el Dasein la propiedad, es decir, el poder-ser propio?

El poder-ser propio es la mismidad del Dasein que permanece desoída porque este se encuentra perdido en el uno, es decir, sólo atiende lo que se dice y lo que se debe hacer, lo que ya está decidido por ellos que son nadie. Estar perdido en el uno es un modo óntico —que se da en la existencia— de la impropiedad.

Así que, como diría Camus, estando inmersos en la cotidianidad, en seguir un horario, en ir al trabajo, en hacer esto y aquello porque es lo que tenemos que hacer o porque es lo que creemos que queremos hacer, un día uno da la vuelta a la esquina y de pronto la cotidianidad se rompe y el sol ya no es más el sol que me quema, me calienta o me hace falta sino el sol que en su ser sol está conmigo en el Ahí de una determinada —y singular, no repetible— situación. Estamos, nos dice Heidegger, ante la voz de la conciencia (no la cognitiva sino la que da un tono modal sacando de lo impropio y llevando a lo propio) al que propiamente contestamos como un escuchar que calla.

Y por un momento, en ese dar la "vuelta a la esquina", el silencio de mi ser fundamentado en lo indeterminado me hace ver por primera vez mis posibilidades fácticas sobre las cuales resuelvo propiamente sólo desde la resolución de estar abierto, es decir, indeterminado, por decidir.

Muy bello el texto y excelentemente ejecutado el pensar pensante (ese que se aparta de lo obvio ahí presente y manipulable).

14.3.16

Libro 4. El mundo como voluntad. Segunda consideración

Escritor: Arthur Schopenhauer 
País: Alemania 
Año: 1818 
Género: Filosofía 

Frase inicial:
"La última parte de nuestro estudio se anuncia como las más importante, dado que atañe a las acciones de los hombres, al asunto que nos atañe directamente a todos y ante el que nadie puede sentirse ajeno o mostrarse indiferente, pues resulta conforme a la naturaleza humana referir a él todo lo demás, de suerte que en toda investigación sistemática la parte relativa al obrar es considerada siempre como resultado de su contenido global o cuanto menos el más interesante, consagrándose a esta parte una atención mucho mayor que a cualquier otra."

Este libro es el último de cuatro del Mundo como voluntad y representación. Atiende a la "Afirmación y negación de la voluntad de vivir una vez alcanzado el autoconocimiento".

El camino hacia el cuarto libro es largo. Antes Schopenhauer tuvo que hablar de Epistemología, Ontología y Estética. Si bien este libro, en cuanto enfocado en el obrar, puede ser considerado Ética, ésta está enraizada en la naturaleza humana, es decir, en la Ontología.

Generalmente vemos las disciplinas de la Filosofía como separadas, al modo en que la Química se separa de la Física, pero, bien vistas, estas debieran ser entendidas como un ensamble del mundo del ser humano. Visto así, el libro cuarto muestra fundamentalmente una Ética ontologizada, es decir, las posibilidades ónticas sustentadas en una estructura ontológica —que en Schopenhauer supone la voluntad— y que entra en juego con la forma en que se despliega la cognición, esto es, con el principio de inividuación. La voluntad subyace en todo ser, la capacidad de representación es humana y ésta es posible por el principio de individuación.

La voluntad es una ciega pulsión, es vida. Cuando la existencia humana interpreta esta voluntad desde el principio de individuación, es decir, desde el emerger de su ego, afirma la voluntad como propia y tal afirmación desemboca en contra de la vida de la que forma parte el individuo pero que concibe como distinta a él.

Llegar a la negación de la voluntad, para Schopenhauer, implica un profundo autoconocimiento, implica atravesar el principio de individuación, quitarse el espeso velo de Maya, y verse el individuo no separado de los otros sino con los otros, esto es, despertar la compasión. Esto ya entra en el terreno de otro tipo de conocimiento que no es representativo, esto atenta contra el mundo como se lo ha representado el hombre, pero es la única vía contra el sufrimiento. Y no, esto no es moral, esto es el profundo conocimiento de tipo existencial, indirecto, no objetuado y, por tanto, sin sujeto.


12.3.16

Donde el corazón te lleve

Escritor: Susana Tamaro 
País: Italia 
Año: 1994 
Género: Novela 

Frase inicial:
"Te fuiste hace dos meses y, desde hace dos meses, aparte de una postal donde me comunicabas que todavía estabas viva, no tengo noticias tuyas."

Pese a lo que implica el final, pese a las consecuencias que uno puede imaginar, el final de Donde el corazón te lleve es profundamente abrazador, y ese abrazo es uno que puede acompañarte el resto de tu vida si lo permites…

Esta novela tiene el formato de un diario que lleva una abuela con el propósito de que sea leído por su nieta. Son quince entradas, quince días de profunda intimidad, de entrega en lo oculto de una libreta, son quince días de dos meses que entregan una vida.

Sí bien hay una historia, lo que de verdad cala son las confesiones que traen la sabiduría que sólo da la experiencia de vida, de una vida que ha permitido ser tocada, con todo el dolor que eso implica.

2.3.16

II. El salto previo a la singularidad del ser [Seyn] (Meditación)

Escritor: Martin Heidegger 
País: Alemania 
Año: 1989 
Género: Filosofía

Frase inicial:
"Sólo viniendo de lejos desde el comienzo de la historia "del" ser [Seyn], libre de toda historiografía, es capaz el pensar de preparar la disposición para la fundación de una decisión (cf. infra, p. 53) (cf. Überlegungen XII, 29), la versión detallada de la decisión y sólo esto: si la maquinación del ente predomina sobre el hombre y se suelta hacia la esencia del poder sin barreras, o si el ser [Seyn] obsequia la fundación de su verdad como la indigencia desde la cual la réplica del dios y del hombre se cruza con la contienda de la tierra y el cielo."

Meditación es pensar en lo venidero, es palabra sin imagen, es disponerse a que acontezca la superación de la metafísica donde reina la razón calculadora: maquinación, vivencia, gigantismo.

Maquinación, actuar calculadoramente con vistas a algo usando violencia y ejerciendo un poder que es hurtado. Todo aquello que es extraído de su cause, de su ser, es aplicar violencia, aniquilar. ¿Qué es la metafísica sino la madre de las ciencias? ¿Y qué hacen las ciencias sino sacar inventario del ente para dominarle, conocerle, intentar un señorío sobre éste? Conocemos, nos empoderamos, … luego habrá que hacer algo con todo este conocimiento, al que por cierto se escapa el ser porque en realidad este no sirve para nada. Nuestro conocer desde la metafísica debe ser útil, todo otro pensar es descartado.

Poder no es señorío, este último sólo es propio de la verdad de ser [Seyn]. La decisión que es el evento del ser [Seyn] es socavada por la maquinación.

Vivencia, autoafirmación, procurarse experiencias que confirmen cada vez más, al sujeto detrás de ellas: Este soy yo, grita elocuente el hombre escudado tras sus vivencias perfectamente maquinadas para situarlo por encima de su horizonte de acción. El hombre pasa por encima de todo para embelesarse consigo mismo.

¿Ante esto cómo otro comienzo? Hay que retroceder y disponerse a la perturbación de lo vigente. ¿Qué es esto? Dejar que nuestro estilo de vida sea destruido. ¿Es esto ridículo y señal de debilidad? ¿No es tal pregunta hecha desde la maquinación?

Acabar con lo modernidad es acabar con la metafísica. Acabamiento es culminación. Esto no es el cesar de una época sino que en medio de ella inicia el señorío esencial de lo ente y trae lo extraño, donde devenir ya no es progreso hacia un ideal sino simplemente devenir pero no por ello menos maquinador pues se instala como una vivencia deseada. En el acabamiento de la modernidad desaparece la obra de arte aunque queda el arte, el embellecimiento de la naturaleza por la mano del hombre.

Meditación prepara el tránsito que desmantela la maquinación.No hay nada por esperar, ni meta que cumplir, es simplemente abrirse a la decisión del ser [Seyn] donde nada como fin o ente está decidido.

I. Introducción (Meditación)

Escritor: Martin Heidegger 
País: Alemania 
Año: 1989 
Género: Filosofía 

Frase inicial:
"Preocúpate por el ente en totalidad."

La breve introducción, en longitud, es más densa que la más larga prosa. Siete parágrafos en verso, poetizantes, intentan un decir silencioso de lo por venir.

Sólo nos podemos ocupar de la totalidad entendiendo que a esa totalidad todavía falta aquello que se sustrae a todo calculo, el remanente no contado porque no aparece ante nuestros ojos. Ocuparnos de la totalidad es ocuparnos también de lo que se sustrae a la apariencia y que tiene un peso.

Pensar en la totalidad es cuestión de otro pensar, un pensar ajeno a la razón calculadora cuyos hallazgos son siempre vacíos. El otro pensar se sitúa, si hemos de hablar de un lugar, en la oscuridad del hogar del Seyn (el hogar de lo que vendrá a la luz y le abandonará), en el centro de la cuaternidad hombre-divinidad y mundo-tierra: el centro del rompimiento de lo conocido y el misterio, centro de lo venidero, la decisión anterior a todo sí y no (no es nuestra decisión).

¿Cómo regresar al hogar? Saltando desde el recuerdo sin imágenes de lo inicial. La oscuridad es lo inicial, nuestro hogar ya olvidado y que pocos aún custodian.

Sabemos preguntando. Preguntemos sin intentar responder sino sólo preguntemos y mantengámonos en la pregunta que no busca ni tiempo ni lugar pues no se fija en lo ente. Preguntemos sin una meta, seamos camino y no intentemos el reconocimiento de los muchos que ya han sido devorados por su afán calculador. Escojamos la calma, tengamos despierto el oído para eso que acontece en el ser-ahí.

Seamos camino, aún cuando eminente sea nuestro recaer en el ente y el olvido del hogar.